lunes, 10 de marzo de 2008

Reflexiones post-electorales: Gaspar, ¿Y ahora qué?

Izquierda Unida obtuvo, de nuevo, los peores resultados de su historia. Bajó de 5 a 2 diputados. Sin duda es un resultado pésimo, pero es una debacle que va mucho más allá de los resultados de ayer. En 1996, la corrupción en el gobierno de Felipe González provocó una fuga de votos hacia el PP y otra fuga de votos hacia IU y la coalición, que entonces lideraba Julio Anguita, obtuvo 21 diputados, superando sus resultados de 1993 y alcanzando el mayor registro de su historia. En 2000, Aznar mejoró sus resultados y obtuvo la mayoría absoluta. Izquierda Unida perdió 13 de sus 21 diputados y se quedó en 8, provocando el abandono de Francisco Frutos, que había sustituido pocos meses atrás Anguita. Entonces, Gaspar Llamazares se alzó como coordinador general de IU, puesto en el que permaneció hasta ayer mismo, tras conocerse los resultados de los comunistas. En 2004, esos 8 diputados se convirtieron en 5 en un claro ejercicio de voto útil y de castigo a la gestión que el PP hizo de su mayoría absoluta. A pesar del trágico descenso, Gaspar Llamazares fue reelegido coordinador general de IU y se presentaba ayer a sus segundas generales al frente de la formación. Se volvió a producir un descenso significativo, dejando a IU bajo el millón de votos y sin la posibilidad de formar grupo parlamentario propio.

Sería un error quedarse en la lectura evidente, que el cada vez más bipolarizado sistema democrático español deja en una situación muy difícil a los partidos minoritarios. Y Llamazares se dio cuenta, y anunció que no se presentará a la reelección (aunque no renuncia al acta de diputado que le corresponde junto a la de Joan Herrera por ICV). La lectura que seguramente Llamazares hizo es que, además de la presión del bipartidismo, IU ha carecido estos últimos años de una voz con fuerza y que su proyecto, en su aspecto actual, está cada vez más debilitado en una sociedad que, a pesar de todo, vive bien, y cada vez mejor. Además, los postulados de la formación son ya lenguaje encriptado para las nuevas generaciones.
Todo ello, junto a los errores de campaña de IU, que no ha sabido enfocar el potencial de las nuevas tecnologías. perdiéndose en frivolidades inútiles, deja a Izquierda Unida en una situación desesperada. Y surgen las preguntas.

¿Quién liderará ahora la formación? Si bien Gaspar Llamazares no ha sido un líder carismático, ha desempeñado con corrección su papel, y no hay un relevo claro en la formación. Es la oportunidad para los jóvenes, y si hay visión política en el partido y disposición, el candidato idóneo es Joan Herrera, un político joven, con facilidad para la comunicación, con buena presencia, las ideas claras y que, con un poco de trabajo en el apartado del carisma, podría convertirse en el candidato ideal para liderar la profunda reforma que la coalición necesita.

¿IU puede llegar a desaparecer? Izquierda Unida necesita un nuevo líder con suficiente fuerza para evitar la desaparición de la formación. Aunque hablar en estos términos de la única fuerza verdaderamente de izquierdas con representación parlamentaria es muy duro, la crisis es una realidad palpable, perder 19 diputados en tres legislaturas y perder la posibilidad de formar grupo parlamentario es un golpe de muerte para una formación con un electorado tradicionalmente amplio. Seguramente con una ley electoral más justa y representativa estaríamos hablando de una formación que, en su día, habría obtenido 30 o 35 diputados y que ahora tendría alrededor de seis u ocho, pero la situación es la que es y hay que afrontarla.

El primer paso para la reflotación es, insisto, la elección de un nuevo líder con suficiente fuerza y voluntad, y el replanteamiento de cómo la formación enfoca y muestra a los electores sus postulados. Hay que devolver el nervio, hay que hacerse escuchar, hay que mostrar a los españoles lo que el PSOE hace en nombre de la izquierda y lo que se podría hacer con una política de izquierdas sin tapujos.

Además, el PSOE no puede permitirse el lujo de perder una fuerza como Izquierda Unida, que en posibles momentos de necesidad siempre le daría el apoyo que necesitara para formar gobierno. Me explico, es evidente que hay fuga de votos de IU al PSOE, pero en estos momentos la formación ha tocado fondo, si se consigue enderezar el rumbo, IU podría recuperar su millón y medio de electores, y de esos electores, muchos son fieles, y no votarían al PSOE en caso de desaparición de la formación. Son votos que se abstendrían, votarían en blanco o se diluirían en formaciones sin posibilidad de representación parlamentaria. Con todo esto quiero decir que al PSOE le conviene tener al lado una fuerza con 5 o 6 diputados que, en momentos de apuro, le ayude a tirar adelante una política socialista.
Y es por eso que creo que, por cierta solidaridad, y por interés político, el PSOE debería, no ceder tres actas de diputado temporalmente para que IU formara grupo parlamentario, eso no tendría sentido, invitar a IU a participar en el gobierno de España, aunque fuera con un papel simbólico.

IU necesita un timonel nuevo, un timonel con cualidades, pero por mucho liderazgo que tengas, con una barquita de travesía de lago no darás más que bandazos, IU necesita poner un capitán al frente de un velero que pueda llegar con solvencia a puerto, para que los electores de izquierdas mantengamos el referente y la fe y la ilusión en el partido y en el sistema democrático español. Y eso pasa por el apoyo del Partido Socialista Obrero Español.

Marcel Sanromà
Barcelona, 10 de marzo de 2008.

1 comentario:

Incorruptible Digital dijo...

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