Sería un error quedarse en la lectura evidente, que el cada vez más bipolarizado sistema democrático español deja en una situación muy difícil a los partidos minoritarios. Y Llamazares se dio cuenta, y anunció que no se presentará a la reelección (aunque no renuncia al acta de diputado que le corresponde junto a la de Joan Herrera por ICV). La lectura que seguramente Llamazares hizo es que, además de la presión del bipartidismo, IU ha carecido estos últimos años de una voz con fuerza y que su proyecto, en su aspecto actual, está cada vez más debilitado en una sociedad que, a pesar de todo, vive bien, y cada vez mejor. Además, los postulados de la formación son ya lenguaje encriptado para las nuevas generaciones.
Todo ello, junto a los errores de campaña de IU, que no ha sabido enfocar el potencial de las nuevas tecnologías. perdiéndose en frivolidades inútiles, deja a Izquierda Unida en una situación desesperada. Y surgen las preguntas.
¿Quién liderará ahora la formación? Si bien Gaspar Llamazares no ha sido un líder carismático, ha desempeñado con corrección su papel, y no hay un relevo claro en la formación. Es la oportunidad para los jóvenes, y si hay visión política en el partido y disposición, el candidato idóneo es Joan Herrera, un político joven, con facilidad para la comunicación, con buena presencia, las ideas claras y que, con un poco de trabajo en el apartado del carisma, podría convertirse en el candidato ideal para liderar la profunda reforma que la coalición necesita.
¿IU puede llegar a desaparecer? Izquierda Unida necesita un nuevo líder con suficiente fuerza para evitar la desaparición de la formación. Aunque hablar en estos términos de la única fuerza verdaderamente de izquierdas con representación parlamentaria es muy duro, la crisis es una realidad palpable, perder 19 diputados en tres legislaturas y perder la posibilidad de formar grupo parlamentario es un golpe de muerte para una formación con un electorado tradicionalmente amplio. Seguramente con una ley electoral más justa y representativa estaríamos hablando de una formación que, en su día, habría obtenido 30 o 35 diputados y que ahora tendría alrededor de seis u ocho, pero la situación es la que es y hay que afrontarla.
El primer paso para la reflotación es, insisto, la elección de un nuevo líder con suficiente fuerza y voluntad, y el replanteamiento de cómo la formación enfoca y muestra a los electores sus postulados. Hay que devolver el nervio, hay que hacerse escuchar, hay que mostrar a los españoles lo que el PSOE hace en nombre de la izquierda y lo que se podría hacer con una política de izquierdas sin tapujos.
Además, el PSOE no puede permitirse el lujo de perder una fuerza como Izquierda Unida, que en posibles momentos de necesidad siempre le daría el apoyo que necesitara para formar gobierno. Me explico, es evidente que hay fuga de votos de IU al PSOE, pero en estos momentos la formación ha tocado fondo, si se consigue enderezar el rumbo, IU podría recuperar su millón y medio de electores, y de esos electores, muchos son fieles, y no votarían al PSOE en caso de desaparición de la formación. Son votos que se abstendrían, votarían en blanco o se diluirían en formaciones sin posibilidad de representación parlamentaria. Con todo esto quiero decir que al PSOE le conviene tener al lado una fuerza con 5 o 6 diputados que, en momentos de apuro, le ayude a tirar adelante una política socialista.
Y es por eso que creo que, por cierta solidaridad, y por interés político, el PSOE debería, no ceder tres actas de diputado temporalmente para que IU formara grupo parlamentario, eso no tendría sentido, invitar a IU a participar en el gobierno de España, aunque fuera con un papel simbólico.
IU necesita un timonel nuevo, un timonel con cualidades, pero por mucho liderazgo que tengas, con una barquita de travesía de lago no darás más que bandazos, IU necesita poner un capitán al frente de un velero que pueda llegar con solvencia a puerto, para que los electores de izquierdas mantengamos el referente y la fe y la ilusión en el partido y en el sistema democrático español. Y eso pasa por el apoyo del Partido Socialista Obrero Español.
Marcel Sanromà
Barcelona, 10 de marzo de 2008.